sábado, 20 de julio de 2019

¿Están los trastornos psicológicos de moda?


Siempre me ha fascinado la diferencia entre la representación y la realidad. Es decir, entre la imagen que se da de algo y lo que ese algo verdaderamente es. No puedo evitar alarmarme ante la gran cantidad de películas y series (sobre todo series) que romantizan las enfermedades mentales. Las convierten en un elemento atractivo, especialmente para los jóvenes (series como The End of the Fucking World están "blanqueando" los trastornos idealizándolos). 

Por eso es importante hablar desde la experiencia. Y esto es lo que ha hecho Carlota dejándonos su testimonio. Para borrar las huellas de la representación. Huellas que tanta gente está siguiendo.


¿Qué es la anorexia?

Muchos piensan que vivir con anorexia es algo sencillo, creen que no hay más problema que el no querer comer. 
                  “Me gustaría ser anoréxica” me comentó una amiga hace un tiempo.  Realmente ella no quería ser anoréxicasólo deseaba no sentir hambre y poder perder peso. Pero, ¿qué hay de todo lo que está detrás de esta enfermedad? ¿Qué es de todo lo que no se cuenta?
                  
                  La anorexia es desear no despertar y es odiarte por hacerlo cada mañana. Es vivir por y para la comida, y por y para los números. Te conviertes en una calculadora humana: necesitas conseguir la máxima nota en los estudios; mides el diámetro de tu pecho, de tu cintura y de tus caderas constantemente; te pesas día tras día y conoces las calorías que contiene cada alimento. 
                  Todo comienza como un reto: demostrar de lo que eres capaz a aquellos que te han insinuado que estás gorda, y que así nadie te va a querer.
                  Primero vas al endocrino. A pesar de ser una cría y estar en normopeso, te pone una dieta. Pero no es suficiente porque deseas obtener resultados rápidos. 
                  Decides organizar y controlar tu bajada de peso. Lo haces de forma muy estricta; incluso te apuntas a un gimnasio tras recibir indirectas por parte de los demás.
                  Aumenta la vergüenza que sientes hacia a ti, y a veces te prohíbes salir con los demás si ves que la ropa te hace demasiado “gorda” o si estás demasiado “fea”. Bajar a la piscina e ir a la playa (con lo que te gustaba), se vuelve una odisea. 



© R.J. 
    Pierdes un kilo, dos, tres… Necesitas más y más. El peso es tu  droga.

    Es gracioso, pues cuando comienzas a adelgazar se acercan aquellos que no querían estar junto a ti. Es el momento de recibir comentarios como: ¡Qué guapa estás últimamente! ¡Qué abierta eres! ¡Qué bien caes a la gente! ¡Siempre estás sonriente! Pero lo cierto es que tras esa broma, tras cada risa nerviosa, estás más y más triste. Porque no eres feliz, sólo buscas ser aceptada por los demás.  

  Anorexia es consumirte física y mentalmente, maltratarte frente al espejo por lo gorda y fea que eres. Y es descubrir complejos que antes no tenías: los brazos, los muslos, el vientre, el cuello.
   Es estar deprimida incluso estando medicada, porque tu energía es tan poca que ya no deseas mas que acabar con todo el sufrimiento que sientes y que estás causando a esos que están contigo. 


                  Ya no puedes continuar de este modo, y un día decides que debes poner solución. Y lo haces. Tienes miedo pero no importa, porque el miedo a la muerte es infinitamente menor al que tienes. 
No se parece en nada a como ocurre en las películas. No hubo cartas de despedida, Ni tampoco dolor. No hubo vómitos ni gritos de preocupación. 
Simplemente se hizo la NADA.

Fui consciente y al mismo tiempo ignoré todo lo que sucedió la mañana siguiente. Mi madre me despertó y comprobó que algo no iba bien. Yo misma le reconocí que había tomado las tabletas de pastillas vacías que había sobre el escritorio. Escribí un mensaje a mis amigas, pero no lo entendieron, pues tan sólo pulsaba letras al azar a pesar de que en mi cabeza tuviera sentido lo que estaba tratando de decir.
Análisis, una vía, una cama de hospital y yo. No permití que ni mi madre ni mi abuelo —los únicos de mi familia que vencieron la vergüenza que los demás sentían de mí y de lo que había hecho— estuvieran junto a mí. Los eché. No quería que nadie sufriera conmigo.

Soledad. Ansiedad. Tristeza. Eso es anorexia; tocar fondo para seguir luchando.
A todas esas niñas que dicen “ojalá estuviera así de delgada” o “peso mucho”, yo, la gorda que entra en una talla 34, les dice que la realidad se parece poco a la ficción, y que la anorexia no consiste sólo en no ser capaz de distinguir entre el hambre y un simple dolor de tripa.  

Carlota